A veces los sentimientos surgen cuando no hay nadie alrededor, ni siquiera
tú. La vida pasa muy deprisa y encontrar momentos de intimidad se complica
cuando la soledad se ve como un estigma, como un mal regalo del que debemos
deshacernos cuanto antes, pero llegaste tú. Justo cuando pensaba que la soledad
no era sino una tierna aliada que me mecía suavemente y me protegía, viniste a
romper su hechizo y a demostrarme que querer y entregarse es posible y
necesario. Gracias a ti se que el amor no es perfecto, pero tampoco lo pretendo.
Buscar un ideal es perseguir lo imposible, y perseguir lo imposible solo lleva
al fracaso. Poco a poco he aprendido a amar tus imperfecciones, que te hacen
imperfectamente perfecta. No solo eso, sino que me has enseñado a quererme a mí
mismo y aceptarme tal y como soy, porque al verme reflejado en tus ojos he
descubierto más sobre mí como ser humano de lo jamás hubiera soñado. Por todo
ello, en mis silencios, en mis momentos de soledad, me quedo callado y te doy
las gracias.
De entre todas las cartas de amor para mi novia que recopilamos en este
artículo, sin duda ésta es una de mis preferidas:
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